Calero: ticos, nacionalismo y el macho pasivo-agresivo

A finales de Octubre se hace pública una noticia que indica que supuestamente el ejército nicaragüense se ha asentado en una franja de territorio costarricense. En la zona llamada «Isla Calero». He introducido la palabra «supuestamente» porque, como muchos en mi generación, yo aun no tengo una experiencia pragmática de tal cosa. Había pensado alquilar un helicóptero para ir a la zona y poder constatar la situación de primera mano. Aún creo que un día de estos lo haré.

Mapa de la zona de Isla Calero, Laudo Alexander
Mapa de la zona de Isla Calero, Laudo Alexander

No es mi objetivo de discusión en esta ocasión asegurarme si los nicas están ahí.

Desde que la noticia llegó a San José se inició una oleada de comentarios xenofóbicos y con un nacionalismo que yo sólo había visto en ocasiones de partidos de fútbol. Otras g losas me demostraban lo inconscientes que son ciertos habitantes de esta tierra con respecto a la guerra. He escuchado cosas como «¡Hay que ir a defender nuestro territorio con las armas!», «¿Usted tomaría un arma si le dijeran que hay que defender a Costa Rica?», «Denme un arma y voy y yo saco a todos esos nicas». En especial me hacen sonreír el comentario que va más o menos así: «Es que el gobierno debería haber enviado tropas de la policía ahí de una vez».

Estas son, para mí, demostraciones de nacionalismo exacerbado por la rápida lectura de artículos noticiosos. Son parte de la vida de muchos hombres en este país que con comportamientos de orangután sacan pecho en caso de un pleito de bar pero que no llegan a los puños. ¿Te has topado con eso? Parecen gallos de pelea que estudian su territorio. Se quitan el reloj, luego la camisa. Le dicen a su amigo que los detenga porque si no se matan ahí mismo. En especial se acaloran cuando entra un grupo de personas a contenerlos. Forcejean, gritan sandeces y gracias a Dios el conato no se eleva.

Pero gritan más fuerte entre más lejos están de su contrincante, como para demostrar que nunca tuvieron miedo. Es muy característico de aquí, de Costa Rica. En otros lugares las amistades más bien apoyan la decisión de su compañero y lo dejan ir. De por sí, él sabe mejor por qué esta en un pleito de puños. Y si quedara en mal, sus mismas amistades estarán ahí para recogerlo.

Alegóricamente veo ahora como por medio de mensajes y escritos se dan los mismos comportamientos de persona pasiva-agresiva. Varios de los comentarios provienen de gente que conozco.

En medio de tantas palabras y nada de acción in situ apareció el artículo de Andrea Aguilar-Calderón, «Yo no tengo bandera»[1]. En lo personal lo tomé, en mucho, como mi portada ante este conflicto. No concuerdo con todo lo que ahí se expone, pero captura la escencia de mi posición en relación a los diretes relacionados con la Isla Calero. Principalmente me apego a sus frases de cierre, donde Andrea dice «Yo no tengo patria. Yo tengo un mundo».

Era de esperar que para tal joya de sinceridad y comunicación directa existiera aún quien la contradijera. Por medio de las redes sociales en internet la llamaron de todo en forma peyorativa.

Al mismo tiempo aparecían varias personas quejumbrosas pidiendo el pronunciamiento de los miembros de grupos ambientalistas de Costa Rica. «¡Apátridas!», «¡Traidores!», «¿Dónde están ahora que Isla Calero está siendo devastada?» Se empeñaron también en sindicalistas, líderes de partidos, y cuanto personaje tiene el poder de comunicación masiva. En muchos casos estas frases provienen de quienes también se dejan decir que defenderán su patria y morirán por ella.

En mi Credo lo dije y esto me lo confirma: «Creo que más gente debe leer y creer únicamente lo que se dice en La Nación. Entre más gente amansada exista, más posibilidades tengo de llegar más lejos en mi vida en este país, pues esa gente me servirá de tapete en mi recorrer.» Lo digo porque ambientalistas y muchos líderes reclamados de voz se han pronunciado públicamente, y antes de ser solicitados. Sus posiciones no fueron publicadas en La Nación, y mucha gente sólo lee eso.

Me toca decir que mi posición ante tanta noticia proveniente de la frontera ha sido una de confusión. A veces no sé ni qué creer. Pero estoy seguro que yo no deseo cargar ni una pistola de agua por este conflicto. Con mi cobardía expuesta y por mis ideales, me siento tranquilo para reclamarles a tantos machos ticos que desean resolver este conflicto de una vez por todas.

Ustedes, llenos de palabras, saquen pecho, quítense el reloj, la camisa, compren un arma y lárguense a defender su nacionalismo. Su decisión debe tener algún fundamento que les permite tal cosa. No esperen nada del gobierno, ni de los ambientalistas, los sindicalistas, los líderes de oposición afines a estos grupos, ni de mí, ni de Andrea. De por sí, ustedes nunca han estado al lado de ninguno de estos grupos o personas.

Siempre han estado quejándose de todos. No han hecho más que eso. Váyanse de una vez por todas. Pero váyanse y pongan tanta hablada donde dicen que quieren estar. En este artículo les dejo un mapa para que eso no los detenga.


[1] AGUILAR-CALDERÓN, Andrea. «Yo no tengo bandera». La Nación. [Costa Rica] Noviembre 26 2010: Foro-13A

2 comentarios sobre “Calero: ticos, nacionalismo y el macho pasivo-agresivo”

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