No, señor presidente, no se equivoque. Cualquier debate sobre la ética de la prensa o lo divulgado por los medios es estéril.
Al final debe usted recordar que los medios de comunicación tienen dueños y ellos sus intereses individuales y privados. Usted ya conoce los dueños de cada medio, no son muchos. La red de posibilidades y sensibilidades que se pueden tocar de estos grupos es casi imposible de documentar.
Y así como los dueños tienen sus intereses, los periodistas no son más que miembros de una nómina cuyos intereses se alinean (o se alinean) a la de sus patrones por necesidades mucho más básicas: comer.
Por eso, su ingenua solicitud solo hará que los interpelados se proclamen una vez más abanderados de la verdad al rasgarse las vestiduras por la victimización que sufren al ser cuestionados.
Así de fácil.