Hace unos días encontré en una página de web que las aplicaciones de Microsoft Money están descontinuadas. Microsoft había hecho el anuncio hacía más de un año atrás pero yo me entero hasta hace poco. Será durante 2011 que estas aplicaciones de Microsoft Money perderán toda conectividad con bancos y proveedores de noticias de finanzas. Personalmente esta noticia me tiene muy preocupado.

Debería aclarar que en gran parte uno de mis mejores rasgos obsesivos se da alrededor del dinero.

Pero no es un tema de cuánto dinero quiero, sino cuánto tengo. Es un tema contable en toda su extensión. A algunos de mis conocidos que conocen esta parte de mi ser les digo que realmente yo no sé cuánto efectivo tengo conmigo, pero que contablemente ese efectivo (incluyendo monedas) está detallado dentro de mi archivo de Microsoft Money.

Esta es la imagen típica de mi parte en el trato de gastos e ingresos personales: por cada transacción que yo realizo con mis tarjetas en cualquier día, yo guardo cada factura y su respectivo voucher en mi billetera.

Dependiendo de la cantidad de transacciones puede llegar a ser incómodo tener tanto papel, pero eso no me preocupa tanto. Es más frustrante para mí el no haber llevado tales documentos conmigo. Si pierdo alguno entro en un estado de descontrol de vida.

En no menos de tres días de transacciones yo me siento frente a mi computadora e inicio Microsoft Money.

Ahí, entre facturas y vouchers codifico cada papelito para categorizar el gasto incurrido (o ingresos recibidos). Este paso de categorización es clave, porque Microsoft Money toma esos datos para hacer tendencias de mis gastos e ingresos y ofrecerme un pronóstico de mi situación financiera para los siguientes días y meses hasta un año adelante. Esa es la clave de lo que considero mi control sobre finanzas personales.

Quizás sea bueno aclarar que cuando menciono «categorizar» significa tomar la factura de un supermercado, por ejemplo, y quebrar el monto total de la compra en distintos rubros. Así, «artículos de limpieza» van aparte de «alimentos», o «alimentación de hijo/a». Para mí no es lo mismo pagar por combustible que por aceite para el vehículo o lavarlo. Cada gasto tiene una categoría por aparte.

A modo de nota curiosa puedo contar que Andrea detesta mi categoría de «Regalos» de forma particular. Bajo esa nomenclatura registro todo gasto que no se refleja en mí. Si salimos a cenar, la factura dentro de Microsoft Money se convierte en una parte de «Cenar Afuera» y otra en «Regalos», porque definitivamente los platillos que se comió Andrea no me los comí yo. Lo mismo es para todos sus artículos de belleza, ropa, y cuanta cosa se cargue en mi cuenta y que no es para mí. Creo que con el tiempo se le ha ido pasando su preocupación por este detallado registro en esa sección.

Toda esta labor de codificación me ha deparado la satisfacción de dejarme saber detalladamente qué puedo hacer con el dinero disponible ahora y en el futuro. Compro objetos o ahorro a mi gusto porque sé cuándo es el momento para cada cosa. Me ha permitido distinguir fácilmente el tipo de inversiones que más me convienen. Por otro lado, creo que me ha convertido en un tacaño, pero la gente no necesariamente lo nota (¿o sí?).

En fin, la noticia de la descontinuación de Microsoft Money me preocupa. Por lo importante que se convirtió la contabilidad personal, decidí irme preparando para una transición. Al final, no creo que lo que hago ahora sea algo novedoso en otras aplicaciones, como Quicken, pensé.

En este mi proceso de prueba instalé Quicken hace unos días. Una vez iniciada esta aplicación me ofreció la opción de importar la información de Microsoft Money ya existente. Así lo hice para entrar de lleno en materia. Y en efecto, cada céntimo y centavo de mis cuentas fue trasladado a Quicken. Mi posición neta (Net Worth) era exactamente el mismo valor que había dentro de mi archivo en Microsoft Money. Algunas diferencias comenzaron a aflorar: los montos en colones son demasiados largos para lo que los programadores de Quicken alguna vez imaginaron. El manejo de cifras en miles o millones hace que las notificaciones en Quicken no tengan sentido, pues el valor en pantalla se corta por la mitad. Imagino que alguien muy inteligente dentro de esa compañía dedujo que una persona que manejara millones de presumibles dólares en su contabilidad, no usaría Quicken. Lo cual me lleva a concluir que Quicken fue diseñado con la típica idea de enfoque centrado en los gringos.

Esto no sucede dentro de Microsoft Money. Los programadores de Microsoft se habían esmerado en permitir tanta flexibilidad dentro del manejo de cifras, que aunque yo tengo contabilidad en distintas monedas, la aplicación siempre logra adecuarse.

Pero no sólo eso me molestó de Quicken. Al hacer un resumen de gastos por categoría (algo crucial en estos procesos), Quicken toma los montos en todas las monedas por su valor de cara y los enlista y suma de esa forma. Por ejemplo, se toman tres montos, como 1,000 colones, 10 dólares y 5 euros: en una columna de suma el monto es 1,015, pero el resultado presentado en otra es alrededor de 9,400 colones.

Aun hay más. Pero ya con esto es insoportable el manejo de contabilidad.

Ahora me encuentro entre la preocupación y la negación: no pienso moverme de Microsoft Money hasta que la situació n sea realmente insoportable. Además espero que quienes sufren mi misma situación ayuden al mejoramiento de Quicken, antes de que yo no tenga otra opción que usar ese programa.

Al mundo personajes como yo, obsesionados con la contabilidad personal y familiar, les digo que hemos perdido el mejoramiento de un excelente programa. ¡Ciao, Microsoft Money!