Hay una investigación que no he iniciado, pero me parece no ser muy difícil de lograr: Costa Rica puede ser el único país donde existe un desfile de caballos cada fin de semana del año. Desde una perspectiva histórica, puede verse como una tradición de adoración al arte equino. Pero eso es tema aparte y por venir.
Por otro lado, los topes son diferentes en cada ocasión y hay de todo. Es fácil generalizar todos los topes en base a un evento de grandes masas como el Tope Nacional o el Tope de Palmares, pero no todos son así ni parecido. Intentaré regresar a esta parte, más adelante.
He atendido cabalgatas y topes en varios rincones de este país. Mi experiencia ha sido siempre muy positiva porque lo tomo como un momento de fiesta y socialización. Sí, se puede consumir licor, se pueden gritar muchas cosas y se puede conocer mucha gente.
Tal vez esta última es la parte más interesante, porque no todos los que montan son lo mismo. Existen quienes se lo toman muy en serio y presentan sus mejores bestias al público y amistades que se unen. Es un tema de orgullo.
También están quienes van como acompañantes de los primeros (familiares, amigos, empleados, etc.) e igual disfrutan el paso.
Hay otros que nos encanta montar (para gustos, los colores… a unos les gustan las motos, a otros los vehículos bajos y estrechos… a otros nos encanta montar a caballo) y vamos a mezclarnos entre tumultos para ver a otros montadores, para conversar con amistades en un ambiente de fiesta, para reír y al final, pasarla muy bien. Gustos son gustos.
Claro, también están los novatos. Unos bien intencionados que quieren aprender o experimentar este tipo de eventos y también los novatos de circo. Tal vez estos últimos son los que dan una imagen que luego se generaliza fácilmente de todos los que vamos montando. Este grupo de personas que quieren demostrar mucho al montarse en un caballo e intentar guiarlo en el tope se pueden convertir en dos grandes cosas: un ridículo que entretiene o un atentando a su persona, a otras y a los caballos. En ambos casos el resultado no es placentero pero sí rápidamente utilizado por medios y personas para hacer generalizaciones más grotescas. Facilito se les olvida que existimos muchos otros que mantenemos un animal que consume amor y adoración como para otros son perros o gatos. También consumen mucho más recursos y tal vez dedicación de cuidado.
En los topes hay de todo y si bien es cierto es una sola fiesta, no todos somos ni partícipes ni apoyamos las situaciones extremas de una minoría. Por favor tengan eso en mente.
Ahora sí, en cuanto a topes y calidades, hay de todo. El Tope Nacional en San José y el Tope de Palmares son aglomeraciones muy particulares y diferentes a muchos otros con el mismo principio. Los topes o cabalgatas de pueblo tienen muchas actividades alternativas al simple desfile y asoleo. Pero si todo lo que se asume es que sólo hay dos eventos masivos en el país, entonces se ven estas actividades desde una posición demasiado angosta de mente. Mucho peor es dar opiniones gruesas sobre qué se debe hacer, desde esa perspectiva tan reducida.
Aquí quiero mencionar a mi mentor en el arte equino: Don John Rivera, de Alajuela. Y junto a él está su familia, quienes desinteresadamente me han educado y corregido en este campo y muchos otros personales. Traigo esto a colación porque mi aprendizaje ha sido uno de mucho respeto para los caballos en general. Yo veo a estos animales desde una perspectiva de apreciación, adoración, y amor. He aprendido a llorar cuando mi caballo está enfermo y también he aprendido a confiar en él y que él confíe en mí. Nuestra relación es de una sola identidad cuando tengo la dicha de salir a montar. He pasado tantas escenas con mi caballo que merecen un libro de cuentos alegres y dramas. Pero no estoy para detallar tanto en este artículo. Lo que quiero recalcar es que en este proceso de formación he conocido mucha más gente que se avoca a su caballo como yo, que aquellos que los ven de forma despectiva o sin darle la relevancia que merece.
Los que cuidamos personalmente y con alta dedicación a nuestro caballo (o caballos, para quienes tienen la oportunidad de tener más de uno) somos más. El arte equino en este país también acarrea una alta inversión económica como un gusto relativamente costoso. La alimentación de un animal, cuyo peso ronda los cientos de kilogramos, requiere mucha planeación. El cuidado de su salud no se puede tratar en una mesa de cualquier veterinario y, desde mi experiencia, consume mucho más tiempo y dinero resolver sus males.
Menciono todo esto porque para el público de cualquier tope (para ese espectador que pone un sombrero y critica lo que le conviene), el tema que se desarrolla es diferente que para el dueño de un caballo, y nunca es sencillo o con una sola arista. Ni este ni ningún tema relacionado. Nuestra preparación alrededor y con nuestros caballos para los topes y la vida fuera de ellos es complicada y gratificante, si se toma desde una vista de respeto a todo el concepto.
Lo digo así porque me molesta recibir comentarios rápidos que dilapidan los topes en general. Aduciendo que la foto de un rotativo con una situación extrema es algo general me dice mucho más de quien comenta, que la noticia publicada. Mi experiencia me ha enseñado que somos muchos más quienes cuidamos a nuestros caballos y personas que las personas que se toman sólo la ligereza de un evento.
Sí estoy de acuerdo con que haya más regulación para limitar espectáculos y daños indeseados en los topes. Pero de ahí a ser un iracundo para clamar que se deben prohibir porque los topes sólo sirven para el maltrato animal y el degrado humano, hay una gran diferencia y denota ignorancia grandiosa de su emisor.
Así que yo apoyo los topes. No puedo educar a alguien como quisiera, pero invito a más gente a unirse, de la forma correcta, a esta sub-cultura y que ayude a mejorar los resultados. Apoyo más topes y más despliegues de información con la cobertura inteligente para premiar los buenos ejemplos de estos eventos más que sólo usar una parte mínima de cerebros para criticar. Y voy a terminar diciendo que apoyo la sub-cultura equina y voy más allá: por lo que he aprendido, me hace orgulloso pertenecer a ella porque que existe bajo razones de amor a nuestros caballos.