Hoy sabemos que el fracaso de las políticas neoliberales es una realidad que para unos cuantos pelmazos y oportunistas no vale la pena discutir. Ha sido algo pronosticado desde que sus líderes y sus domados seguidores se propusieron promocionarle a la persona promedio que el modelo era su solución: dejar que los ricos acumularan riqueza, porque de ahí se mejorarían las masas.
Durante 30 años han logrado infundir ideas de rápida acumulación monetaria acobijada bajo la eliminación de las reglas producción proteccionistas y aplicando prácticas canibalistas de competencia. Con largas retóricas se dejaron decir que todos tienen las mismas oportunidades para el éxito monetario. Sin reparos anunciaron que el que acumula dinero siempre genera más dinero para que otros también crezcan, pues es algo natural del sistema, y eso es beneficioso para todos. Sin ninguna vergüenza se lanzaron a indicar que el real culpable del subdesarrollo es el mismo individuo: si quiere acumular dinero, tal y como se ve en los comerciales, es cuestión de querer, porque todos estamos en el mismo planeta, con las mismas condiciones y reglas de juego. Y no la dejaron ahí: con esa cara dura se tomaron los puestos de gobierno para ayudar a sus propios intereses y en menos de medio siglo generar diminutos núcleos de extrema acumulación de dinero, sin ninguna sensibilidad ante las nuevas masas humanas con hambre y subdesarrollo que el modelo neoliberal genera.
Pues ya tenemos los resultados. En 30 años la desigualdad social y el empobrecimiento de multitudes está en la picota para nuestro análisis. Es lamentable ver el mundo bajo estos predicamentos. Pero me parece aún más trágico el saber que las soluciones que brindaron desarrollo hasta los 80 siguen latentes, pero no se adoptan, todo por un tema de correcta promoción., a mi criterio.
La esperanza es que durante esta página obscura de tres décadas la social democracia no murió. Sus fundamentos tienen vasta aplicación hoy en día y las pruebas de su desempeño en el real desarrollo humano existen. Los mismos escandinavos nos lo recuerdan, los alemanes viven de sus frutos. Es ahora cuando ya probado que el modelo de los ricos y egoístas no sirve, que debemos detener la desesperada privatización del sector público, pues el este sector el que da balance al desarrollo humano. Sin embargo creo que la social democracia se atrasa en dar el golpe necesario para volver a predominar en el escenario del mejoramiento de nuestra especie.
De aquí en adelante me pueden llamar un ignorante de la actualidad global, pero creo que en el concierto de gritos y propaganda, los neoliberales llevan siempre una ventaja. Inclusive creo que del lado de la izquierda jugamos de muy honestos, completos e íntegros en nuestros planteamientos, y no nos atrevemos a vender mentiras. Definitivamente el mercadeo y los comerciales sin fondo no son nuestro fuerte.
La flaqueza de liderazgo en comunicación no puede ser traducida a falta de acció n, pienso yo. Por eso me quejo de que los grandes pensadores y guías la social democracia no hagan más al respecto. Igual me quejo de los social demócratas que caducan en su objetivo al aceptar que las masas pueden ser simplemente manipuladas y luego sean dejadas a su suerte, porque esa fue «su elección». Así mismo creo que las manifestaciones y llamados a la razón deben seguir, pero es ahora cuando debemos adaptarlas para diferenciarnos más ante el coro de mercaderes neoliberales.
La estrategia social demócrata no busca más que el bien general, la promoción humana con los balances ambientales para nuestro mismo beneficio. Suena sencillo decirlo, pero al tener a los vendedores de lo neoliberal, no parece que el mensaje cale correctamente en las mayorías. ¿Será entonces que la estrategia social demócrata debe incluir un componente fuerte sobre comunicación de sus principios y beneficios para apabullar los cinismos de la derecha?
Porque si bien es cierto la Internacional Socialista no ha descansado en reuniones y declaraciones al mundo político, sí creo que el ciudadano común no es claramente impactado. Así las cosas no van a cambiar de rumbo en cuanto siempre aceptamos que la democracia es fundamental para el crecimiento y la promoción humana, pero no trabajamos en mantener los ideales vigentes de la social democracia en las mentes de los ciudadanos.