Roberto Retana, Pizza Oliva 2013

Roberto y la pizza: Pizza Oliva

El viernes 28 de septiembre del 2012, mi amigo Roberto, un emprendedor, me demostró que hacía cumplir su determinación de ser alguien fuera de norma.

A Roberto la vida me dejó conocerlo cuando ni siquiera teníamos 5 años. De ahí en adelante se forjó la vida que él quiso. Roberto se trae una historia de las bonitas, de las que uno cuenta con el orgullo no fundado de al menos conocer a alguien que desea y hace lo diferente.

Como parte de sus características, Roberto le hace honor al dicho de que todo zurdo es creativo. Roberto también tiene un gusto elitista en la música moderna, digo yo. Esto le ha permitido darle seguimiento a bandas de muy alta calidad, aunque no son necesariamente las más escuchadas.

Por ejemplo, Roberto me enseñó a escuchar a los legendarios Violent Femmes y a los originales de Cocteau Twins. The Cure no lo tomé en serio por un rato, y lo lamento. La verdadera genialidad de Cerati sólo la aprendí por medio de los detalles que él me compartió. Y, por supuesto, Roberto compone su propia música, tal como el afamado Moby, con quien casualmente él mismo pudo conversar en España.

Sucede que Roberto tuvo la oportunidad de estudiar en el Liceo Franco Costarricense. Su ampliado conocimiento por la cultura francesa más su don de gente le permitieron terminar su posgrado en ese país.

De su estadía a Francia regresó con el fin de incorporarse a la fuerza laboral en Costa Rica, en parte motivado por darle una vida bonita al hogar que estaba iniciando con su esposa, Valerie, una francesa que accedió a los encantos del ser tico y universal.

Así fue que Roberto ingresó en este mundo de la tercerización y los centros de contacto en su país natal. En poco tiempo se estaba encargando de sistemas de control de calidad para una transnacional y de ahí escaló posiciones para convertirse en un ejecutivo en el área de operaciones. La paga siempre fue buena.

Ha pasado más de un año en que teníamos conversaciones cortas sobre lo tenso y demandante de su trabajo. Él me explicaba detalles que para mí son comunes, por habernos desarrollado ambos en esta industria de los centros de contacto. Cubríamos las complicaciones organizacionales, la corrupción de algunos y el complot de varios. Todos estos temas los repasábamos de cuando en cuando.

En una ocasión me comentó su deseo de salirse de todo. De dejar este inframundo corporativo y ser feliz. Su necesidad de comer tres veces al día lo hacía dudar. Sin embargo, de este comentario no pasó mucho tiempo para entregarse a la acción.

Sucedía que por esos andares de la vida, durante su vida en Francia hizo de pizzaiolo también. Roberto había diseñado su plan de negocios para abrir una pizzería. A mi parecer, la ventaja de Roberto era grandísima en ese campo: ¿cómo no sería posible triunfar haciendo pizzas en Costa Rica, si cuando las hacías en Francia te iba bien?

¡Ahí estaba! Con un plan listo dejó su vida de gerente para una transnacional y se dedicó a levantar su bien detallado plan de negocios. Ese mismo día que puso su renuncia en esa compañía de renombre internacional, sus úlceras lo dejaron en paz. Inmediatamente se dedicó a trabajar en el montaje de su pizzería. Hace más de un año Roberto abrió Pizza Oliva, el 28 de septiembre de 2012, para ser preciso.

Al principio él reconoce que no fue fácil. Pero dentro de su gran cuota de realismo Roberto también acarrea una magnífica tenacidad por el lograr lo mejor de sí. Lo reconozco como mi amigo feliz.

Su esfuerzo constante ha hecho de su iniciativa un ejemplo de vida para muchos otros. Su historia de hombre altamente educado, salido de la corriente profesional tradicional, ha sido solicitada por medios, ha sido televisada, y hasta ha formado parte de un plan de estudios para estudiantes universitarios. Los detalles están contenidos dentro de un blog que él mismo mantiene.

Así que ha pasado más de un año desde que Roberto demostró que soñar no es gratis, pero si realmente se quiere, se pueden vivir los sueños.

Viejo, ¡MUCHAS FELICIDADES!

¡Gracias por ser el latente ejemplo de que se puede sólo cuando realmente se quiere!

Roberto Retana, Pizza Oliva 2013

Un comentario sobre “Roberto y la pizza: Pizza Oliva”

  1. Gracias Ernesto, como te comentaba esto para mi era cuestion de vida o muerte. Seguir viviendo esa vida no era lo que yo queria. Tuve que aprender a desprenderme de mucho confort y mucha cosa material. Pero bueno soy mas feliz y voy ligero de equipage. Total cuando la vida se acabe el alma es tan lijera que no puede llevarse nada. :)

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