En el nuevo inicio de una semana me había yo convencido de lo bien que me esta cayendo el ejercicio rutinario, pues me siento mucho más saludable y hasta de mucho mejor humor.
Pero hoy mismo, en la primerísima conversación con mi hija en la mañana, salió el tema de su regreso a clases. Ella estaba, a mi parecer, regularmente emocionada por el evento, más no de manera extrema. Todo sucedió alrededor de las 6 de la mañana, en un tono muy tranquilo…
Hoy regreso a clases, papá. Tengo seis años y ya voy para segundo grado – inició ella.
Pues sí. ¿Te sientes lista? – me animé a preguntarle para mantener el foco de la conversación. Decidió ignorar mi pregunta y prosiguió.
Papá, ¿Te imaginas cuando te diga que me estoy levantando para entrar a la universidad? ¿Cuántos años tendrás cuando yo entre a la universidad? – …
:(
HAHAHAHAHAHA… la sentí como Mafalda!!! xD
Sí, así son, parezca lo que parezca… :)