Según recuerdo, desde que yo tenía doce añ os me ha preocupado envejecer. A esa edad ya estaba decidido que para el año 2000 yo no debía seguir cumpliendo años, pues sería exageradamente viejo: iba a tener 26 años en mi entrada al nuevo milenio, pues a los doce ya era demasiado viejo. La preocupación aun está latente.

Gracias a Dios y mis decisiones sigo vivo, cumpliendo años, lamentando el irreversible pasar del tiempo. Sintiéndome terriblemente viejo cada año.

Con este desfilar de años he puesto atención a mi imagen también, como cualquier ser humano.Particularmente a mi edad actual decidí que mi última adquisición de anteojos para el sol no fue la más adecuada. Siento que parezco «el viejo que quiere sentirse joven» usando anteojos que no le van. Debo aclarar que estos son unos anteojos Serengeti, con lentes polarizados con tonos que permiten apreciar mejor los detalles de los paisajes. Todo esto me ayuda a distinguir mejor los objetos y las distancias cuando conduzco. Especiales como puedan ser, no pude conseguir unos que realmente me gustaran, pues los modelos que antes yo había adquirido de esta marca ahora están descontinuados. Los compré a sabiendas de que los necesito, pero nunca me sentí totalmente cómodo con ellos.

El descuido hizo que un día de estos mis caros anteojos para el sol cayeran al piso y uno de sus lentes se quebrara. Una vez más el dilema de comprar anteojos me acosaba.

Combinando edad e imagen llegué a una solución de moda: comprar un par de anteojos que cumplieran sus funciones de protección para mis ojos, y que al mismo tiempo fueran tan clásicos como ya soy yo. Debía ser una solución integral.

Nótese que la palabra «clásico» la uso como un sinónimo y remplazo de «longevo».

Hace unos días me tomé unos minutos y coloqué una orden de compra en Amazon.com por el par de anteojos para sol que mejor combinan con la pila de años que me traigo: Ray-Ban Wayfarer.

¡Tengo nuevo look!

Aquí les dejo una imagen como referencia… :)