Para los que me conocen, siempre he creído que estoy demasiado viejo… desde siempre. Alguna vez, cuando logre darme cuenta de la edad que iba a tener para el año 2000, juré no dejarme pasar vivo más allá que para disfrutar el cambio de milenio.
Así, llegué a mi primera conclusión de que a los 20 años iba a ser tan viejo que no valía la pena estropear mi feliz juventud agregándole años. Mi opinión cambió.
Por razones que no deseo que nadie más suceda en su vida, tuve que dejar el país cuando apenas tenía 12 años. Ya para ese entonces me preocupaba que el año 2000 se aproximara sin ningún detenimiento. Era una marca retadora a no dejar ir fácilmente. No debía envejecer más allá.
Pero luego de tres años de tribulaciones y maduración abrupta en mi vida, logré re-encontrarme con mis objetivos a futuros. Las nuevas y vanas amistades que logré cuando cumplí 15 años lograron escuchar este mi secreto de temer al envejecimiento.
Nunca lograron comprenderme. Nunca quise que lo hicieran, pero igual me frustró el saber que ahora habían personas extrañas con la autoridad no otorgada para criticar mi secreto.
Así conocí a una joven de la cual su nombre no recuerdo. Lo único que recuerdo es que en una noche, mientras hacíamos tertulia entre varias amistades, ella me instó a reconsiderar mi meta del año 2000. Alguna debilidad tuve en ese instante, y le respondí que iba a lanzar mi objetivo unos años adelante para detener mi proceso de envejecimiento: me suicidaría a los 40. :) Ella desistió de su labor, sin embargo yo quedé con una nueva fecha para la eterna juventud.
Ahora reconozco en mi vida muchos momentos únicos que no habría alcanzado de no haber dejado correr estos años. Logré conocer y destruir el amor en parejas.
He visto la muerte cerca y tentadora.
Mi vida logro crear más vida, que ahora mantiene mi alma en vilo.
¿Pero que hay en vida para no ser uno más? Aún no lo descifro. Aún 40 suena un número muy grande y tentador, empero me toma con sentimiento de culpa.
Me siento así porque me libraría de no ver a mi hija crecer como cualquier padre querría. Y si ella no me quiere al fin y al cabo? Peor aun… y si sí me quiere?
Esta disyuntiva parece tener el suficiente peso en mi para reconsiderar la fecha de despido. ¿Tú qué opinas?
Viste la película de «El Cuervo 3»? Siiii, la viste conmigo. Hay una escena en la que una chica llora desesperada porque mataron a su hermana; en algún momento ‘el cuervo’ visualiza cómo la mataron y la manera en que luchó para defender su vida. Así que toma por los brazos a la chica que está llorando y le dice algo así como: «Ella murió luchando por su vida, porque valía la pena vivirla»…
Será cierto?
BTW, a mí me dijiste que querías llegar hasta los 50… ya le bajaste a la cuota?
Por cierto, a la pregunta: ¿Pero qué hay en vida para no ser uno más?
Creo que la respuesta más acertada sería: «La trascendencia».
Te lo dejo de tarea…