Inicio mi escritura de hoy contando sobre mi experiencia en el Tope Nacional. :)

Para ese día nos habíamos puesto de acuerdo al menos unas 6 personas en ir. En total éramos 7 a la hora de salida.

El tope arranco puntual a la 1:30 pm de ese día 26 de Diciembre. En total esperaban unos 2000 caballistas, pero era tal la cantidad de caballos (luego calcularon que podía haber unos 4000 mil caballos entre inscritos y no inscritos), que yo pude meterme al tope hasta la 1:50 pm. De ahí en adelante el estar en el tope me duro unas 5 horas, pues llegué al lugar de cierre nada menos que a las 7 de la noche.

En el camino tuve la oportunidad de conversar con muchas personas.

Caballistas profesionales, finqueros, aficionados como yo… de todo! Claro, no podía yo faltar cayendo del animal. No fue nada serio, pero le sirvió a muchos espectadores para silbar y gritar.

Cuando logré desmontar fue un alivio. Al mismo tiempo fue como si estuviera dejando parte de mí en otro lado.

El montar a caballo te da la sensación de estar caminando o corriendo con tus propias piernas. Más aún si logras llevar una buena relación con la bestia. Es por eso que voy a repetir mi experiencia de ir al tope este Diciembre otra vez.

Luego fui a presenciar, como vulgar público, el tope de Palmares.

Debo decir que por haber vivido un tope, no creo que vuelva a cometer tal torpeza. El presentarse como audiencia a un tope es vivir una ínfima parte de lo que realmente el evento es.

También por esa razón estoy preparándome para acudir a este tope de Palmares en su próxima edición.

Por todas estas nuevas experiencias, estuve jugando con la idea de comprarme mi propio caballo. Eventualmente me di cuenta que terminaría vendiéndolo, pues no le dedicaría el tiempo que requiere.

No me han dejado de gustar los equinos, pero no me veo cada fin de semana dedicado a montar nomás.

Así las cosas… nos vemos en Diciembre montando a caballo? :)